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¿QUÉ ES ENTRENAR?

Entrenar es “Educar”. Educar es conocer y aplicar adecuadamente los principios científicos del aprendizaje animal, de una manera benigna y respetuosa. De esa manera podremos instaurar nuevas conductas y modificar otras de una manera eficiente y para toda la vida de ese animal. Para que esta ecuación resulte, debemos saber que “educar” no va solo, debe ir de la mano de la génesis de un vínculo saludable entre los individuos. Gracias a un vínculo potente y fortalecido basado en la plena confianza y en la seguridad, el aprendizaje no tendrá límites. 

Un proceso de educación basado en la confianza a toda prueba con el ser humano, y basado en la aplicación sistemática de los principios científicos del aprendizaje, harán que nuestro animal mejore su calidad de vida. 

Un aprendizaje abusivo (CASTIGO), con uso de aversivos, correcciones, dolor y “subordinación” únicamente generarán una ruptura de ese vínculo, una asociación extremadamente negativa y dolorosa para el alma de ese animal. Puede que suprima momentáneamente la conducta que se quiere modificar, sin embargo, e inevitablemente, se generarán conductas B2 ligadas a la frustración y ansiedad generada por estas asociaciones negativas (Ley Truncada del Efecto de Thorndike”, principio conductual) que son iguales o peores. No se está dando un enfoque sobre lo que quiero lograr en mi animal, sino, sobre lo que no quiero, y con ese enfoque vamos directo al precipicio, no hay nada más que dolor y frustración en los animales (seres silentes, inocentes, vulnerables y dependientes). La forma cómoda de trabajar para algunos “entrenadores” y dueños de mascotas es esta, lamentablemente. Desde “NO”, gritos, amenazas, jaloncitos de correa (“no es que estoy corrigiéndolo, debe saber que yo mando”), patadas, ahorque, shock eléctrico, encierro, etc. Eso no es ciencia, es negligencia, es mediocridad y comodidad.

Me rompe el alma ver a perros siendo llevados por esos denominados “entrenadores de antigua escuela”, vulnerados con ese trato abusivo, ahorcados y reprimidos en silencio. Si el animal a su cargo fuera una orca o un lobo marino de seguro no lo harían ya que sus vidas correrían peligro, pero, como el perro es un animal débil, sienten que pueden hacerlo. 

Un aprendizaje basado en un vínculo poderoso (confianza plena) y en la correcta aplicación de los principios del aprendizaje es el camino adecuado para todo tipo de animal, no humano y humano. 

Como lo dice una maestra muy querida mía, “Los animales viven en un eterno presente, condicionados por su pasado y sin visión de futuro”. Les debemos un trato respetuoso, considerado y consciente.

Magdalena Prieto Vivanco.

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Magdalena Prieto Vivanco