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Prevención Temprana de la Agresividad Entre Perros que Conviven en el mismo Hogar
Hay que recordar que la jerarquía se establece alrededor del control de los recursos valiosos. Los cachorros están en una etapa en la que dejan de ser individuos sin valor en la jerarquía para pasar a buscar un lugar en ella. Es imprescindible que el tutor sea quien controle los recursos valiosos y no el perro. Ojo, que someter al cachorro con la finalidad de demostrar quién manda es una práctica y error habitual que hay que evitar a toda costa. Por ello, la estrategia más apropiada es establecer el control de los recursos valiosos. Los principales son: la comida, el lugar de reposo y la reproducción o contacto directo con las figuras de apego.
El perro deberá comer su ración en un tiempo determinado (idealmente no superior a 30 minutos). Antes de ofrecer sus juguetes rellenos deberán dar una instrucción, por ejemplo, sentado. Evitar darle comida desde la mesa cuando tutores estén comiendo. Siempre entregar recompensas a cambio de un comportamiento solicitado o positivo mediante captura. Respecto del lugar de reposo: los más importante del reposo es dónde se realiza. El lugar donde descansa el dominante preferentemente estará prohibido para el subordinado, por lo que deberá evitarse que el perro duerma sobre la cama si este tiene una tendencia muy marcada a ser dominante, o bien, el perro debe cumplir una orden para ganar ese privilegio. La reproducción es un privilegio de los animales dominantes. Esterilizar de manera temprana para aquellos que no están en un programa de mejora genética (animales criados responsablemente para eliminar defectos físicos y conductuales de una determinada raza) es altamente recomendable. Esta medida no solo alargará el periodo juvenil del perro, también es una medida responsable para evitar el sufrimiento y la superpoblación canina, sin contar las ventajas en la salud que esto representa.
Estamos en la fecha ideal para la castración a partir de los 5 meses de edad en cachorros de raza mediana y pequeña. La pubertad puede comenzar a los 6 meses, la idea es evitar que se reflejen en la conducta los efectos de la testosterona (marcaje con orina, agresividad dirigida a perros desconocidos, reducción del umbral de tolerancia a nivel territorial).
La agresividad dirigida a perros con los que se convive suele implicar a hembras esterilizadas. La esterilización elimina la progesterona, una hormona tranquilizante, y esta es la razón por cual existen más incidentes de agresividad entre hembras esterilizadas versus entre hembras que no lo están. En el caso de los machos el conflicto puede ser más intenso y causar más daño, sobre todo pensando en la raza del animal. Una razón para la agresividad entre perros que conviven en el mismo hogar es el aprendizaje de la impaciencia. Los perros que conviven aprenden a esperar las consecuencias resultantes de su comportamiento social. Aprenden a quién pueden intimidar con éxito para conseguir lo que quieren y a quién no y en qué contexto. El perro que tenga mayor éxito en forma regular o si se le permite intimidar a otro perro entonces esperará seguir teniendo éxito, hasta que en algún momento se rompa su expectativa. El perro que no tenga éxito en la competición también aprende a esperar a no tener éxito en eventos competitivos. Muchas veces ambas partes se conforman con la coherencia y dinámica de su relación. En algunos casos, con ensayos repetidos del comportamiento, el que intimida simplemente se hace menos tolerante y más impaciente, mientras que el otro perro se traumatiza cada vez más o experimenta más ansiedad o miedo. Esto empeora si los acontecimientos no son predecibles para el perro que no tiene éxito. En ambos casos, en este sistema de relación de conflicto, se recompensa la impaciencia y los umbrales de frustración van bajando (muy importante para comprender la causa de este problema es que nos demos cuenta de que los perros son competitivos por naturaleza y que pueden experimentar impaciencia y frustración). El perro necesita aprender que la intimidación no funciona y que la paciencia y el control de impulsos es lo que da resultado: esto sólo puede conseguirse con adiestramiento activo y protocolos de manejo (rutinas adecuadas de interacción).
Otra fuente de conflicto puede ser la falta de comunicación. La ritualización no está presente en perros en el grado en que todavía perdura en otros cánidos, tales como, su ancestro el lobo. Además, a muchos los hemos criado en forma selectiva para que tengan un aspecto amenazante para otros perros y que no comuniquen sus verdaderas intenciones. Criamos perros para que estén alerta y desconfiados, criamos algunos perros sin cola o se la mutilamos con cirugía, eliminando así una de las formas clave de comunicación de los perros. Alteramos sus orejas. No es sorprendente que los perros sean agresivos cuando usan menos rituales, o bien, cuando los rituales que usan transmiten una gran cantidad de señales erróneas.
La agresividad dirigida a perros desconocidos suele ser más un fenómeno que implica a machos y estar ocasionado por un animal no castrado. La testosterona modula otras dificultades que tengan estos perros haciendo que el conflicto se desarrolle más rápidamente en su inicio y con más intensidad cuando ocurre. Mucha de la actividad defensiva que ocurre con perros desconocidos tiene que ver con miedo o la autoprotección. También nos encontramos con el caso del perro que no ha aprendido a tener paciencia y manejar la frustración en el hogar y cuando dos de estos perros se encuentran en un paseo hay un conflicto por que se frustran sus expectativas. Otra causa es la falta de socialización. Si un perro no aprende cómo y cuándo puede utilizar comportamientos de afiliación o incluso comportamientos ritualizados de defensa cuando es un cachorro, en esta etapa y cuando es adolescente, puede poseer capacidades pobres en su etapa adulta. Incluso aquellos que han sido adecuadamente socializados pueden tener problemas, ya que pueden aprender a tener siempre éxito competitivo con otro perro y correr el riesgo de convertirse en abusón. Si desarrolla una expectativa de no tener nunca éxito puede ser que desarrolle una sensibilidad a la presión social canina y se vuelva defensivo. Por otro lado, un trauma puede causar sensibilidades para toda la vida. Un ataque de un perro desconocido suele ser suficiente para crear sensibilidad a una raza, género, color o todos lo perros en general (los perros normalmente generalizan el estímulo desencadenante de la agresividad). Una sola mala experiencia es todo lo que se necesita y el perro es posible que nunca vuelva a tener el mismo grado de confianza.
Extractos:
Etología Clínica Veterinaria Del Perro. 2014. Ediciones Universidad Santo Tomás. Editor Dr. Gonzalo Chávez Contreras.
Tratado Sobre La Agresividad Canina. James O´Heare. 2° Edición. 2012.
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Magdalena Prieto Vivanco
Médico Veterinario (RCMV: 3897)
Diplomada en Etología Clínica de Animales de Compañía
Diplomada en Adiestramiento Canino
Monitor de Educación Canina
Terapeuta Floral de Bach Para Mascotas
Entrenador Canino Profesional Certificado por APDT Chile